Crítica al concierto de Kase O y Jazz Magnetism

SÚBETE A MI BARCO (By Alberto de la Torre)

Y déjate llevar por la marea, da igual donde acabemos o donde hagamos escala.

Esto nos proponía Javier Ibarra, más conocido en España por el seudónimo de Kase O dentro del panorama del rap español, nada más salir al escenario con unos 15 minutos de retraso. Antes, su nueva banda de jazz, con la que ha versionado clásicos de su grupo Violadores del Verso y con la que compone nuevos temas, había tocado un tema para ir calentando motores.

La sala Heineken llena hasta la bandera escuchaba atentamente mientras se nos decía que ibamos a embarcarnos en un viaje sin retorno y tras decir adiós con las manos a familiares y amigos empezó el show con “A solas con un ritmo” del disco “Genios”, parecía que la cosa iba a ir de clásicos cuando la gente comenzó a entonar al ritmo de Kase el “chicas guapas mueven el ombligo aquí en el show” de “Intro 97” del mismo disco. Pero el rumbo viró y la banda comenzó a tocar temas de lo más recientes, lo que provocó que el subidón inicial bajase un poco pues la mayoría de la gente no se sabía las letras. Sin embargo, el humor de Kase, que nos deleitaba con pequeños monólogos entre canción y canción, hizo que el concierto no se viniera abajo.

Y de repente aparece un invitado de excepción, el Señor Rojo entra en la casa, pero se queda a medio camino y tras un tema en el que no está del todo a la altura de lo esperado vuelve detrás del escenario.

Se llevaban disfrutados unos 80 minutos de concierto y la gente se la veía con ganas de más. Pero Kase dijo que allí se terminaba la fiesta y él y la banda se marchó. La gente estaba atónita frente a lo que veía, quería más, no que volviesen tocasen una o dos canciones y cada uno a sus casas.

En esto que la gente comienza a impacientarse, un ayudante lleva cubatas enteros a cada uno de los instrumentos. Queda esperanza.

Y Kase vuelve. ¡Y cómo vuelve!

De nuevo sigue con temas nuevos, pero esta vez llega con el más escuchado de entre todas las novedades bajo el brazo. “A mr. Scarface” hace levantar de nuevo a la gente y empieza a combinar clásicos como “Quieres” y partes de “Ninguna chavala tiene dueño” con otros nuevos como “Tarántula” y “Como el sol”, con rimas de gran optimismo y alegría. Entonces Kase nos dice que nos desenganchemos de las drogas, que nos privan de la libertad que sólo nosotros podemos conseguir y entona “Renacimiento”.

Pero lo mejor estaba por llegar, y con una breve presentación, Hate, integrante de violadores del verso”, hace acto de presencia en el escenario. La gente se vuelve loca, la sala parece venirse abajo cuando comienza con el clásico “Máximo exponente” y tras un breve suspiro que sólo sirve para coger aire y presentar el disco de Hate que saldrá a la venta el 1 de marzo, Kase cierra el concierto con la gente botando al ritmo de “Ballantines”. Se nota la química entre los dos excompañeros en el escenario y la amistad que los une y para más inri Kase nos dice que Violadores está al completo en la sala con Lírico y Rumba. A pesar de la falta de algún clásico más Kase estuvo enorme, al igual que todos los integrantes de la banda y de Hate. Aunque está bien lo de los discos en solitario, esperemos que Violadores vuelva algún día, ya hace casi cinco años desde su último disco.

Por último, hablar de la cercanía de Kase a sus fans. A la primera fila no dejaba de echar miradas que parecían traspasar el alma de cada uno de nosotros, hasta un chico se subió al escenario a dar un abrazo a su ídolo y una chica lloraba hasta conseguir que la tocase la mano. Esto demuestra lo que la gente quiere a Kase y lo cerca que está de sus fans. Grande como siempre.

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